jueves, 4 de diciembre de 2008

TEORIAS DE GENERO Y SEXUALIDAD



Esta Opción permite a los estudiantes revisar las categorías y procesos sociales y culturales que estructuran las identidades de género y sexualidad.
Este campo de estudio se originó en los estudios feministas, gay y lésbicos, y de masculinidad de las últimas décadas, e incorporó debates y metodologías de distintos campos de conocimiento.
La Opción ofrece a los estudiantes múltiples perspectivas: incluirá cursos electivos en Historia, Economía, Literatura, Antropología, Filosofía, Ciencia Política, Estudios Culturales, Derecho y Psicología. Los cursos obligatorios tratan problemas fundamentales de las teorías del género y la sexualidad.

El sexo de un individuo viene determinado por los cromosomas sexuales, las hormonas sexuales, la anatomía sexual (tanto externa como interna) y las características sexuales secundarias. Los aspectos biológicos que configuran el hecho de nacer hombre o mujer forman un entramado de vital importancia con los factores psicológicos y sociales que empiezan a influir en el momento del nacimiento y que siguen haciéndolo por el resto de nuestra vida.

La identidad del género es la convicción personal y privada que tiene el individuo sobre su pertenencia al sexo masculino o femenino (adquirida alrededor de los tres años de edad).

El rol o papel de género, en cambio, es la expresión de la masculinidad o feminidad de un individuo de acuerdo a las reglas establecidas por la sociocultura
La sexualidad en el lactante y la primera infancia
La ultrasonografía ha facilitado indicios, que por espacio de varios meses antes del nacimiento, el feto masculino tiene erecciones reflejas (Masters, 1980). Muchos recién nacidos varones tienen asimismo erecciones a los pocos minutos del parto, las recién nacidas tienen lubricación vaginal y erección critórica en el transcurso de las primeras 24 horas (Langfeld, 1981), de modo que es evidente que los reflejos sexuales se producen ya desde el momento mismo del nacimiento y, probablemente, en la fase de gestación.

Los niños de muy corta edad responden de forma muy espontánea
con señales de excitación sexual a los múltiples focos de sensaciones físicas,
como por ejemplo erecciones de los varones cuando la mamá los amamanta, los
baña, le cambia los pañales etc. No obstante es importante señalar que esto
no representa un despertar erótico sociosexual. La reacción sexual de los padres
al observar estos reflejos sexuales forma parte del incipiente aprendizaje sexual
del niño.

El período de la adolescencia, es una época de rápidos cambios y difíciles empresas. El desarrollo físico es sólo una parte de este proceso, porque los adolescentes afrontan una gama de requerimientos psicosociales: independencia de los padres, consolidación de las cualidades necesarias para relacionarse con los compañeros de la misma edad, incorporación de una serie de principios éticos aplicables a la realidad práctica, fomento de las capacidades intelectuales y adquisición de una responsabilidad social e individual básica, por nombrar algunos.

A la vez que el adolescente se encara con tan compleja sucesión de eventos concernientes a su evolución como ser humano, debe dirimir su sexualidad aprendiendo el modo de adaptarse a los cambiantes sentimientos sexuales, escogiendo cómo participar en las diversas clases de actividad sexual y descubriendo la manera de identificar el amor. Un aspecto frecuente de la sexualidad en el adolescente lo representan los sueños y las fantasías sexuales, muchas veces como elemento auxiliar de la masturbación. Las decisiones que toma el adolescente en la esfera sexual (llevados muchas veces por un impulso hormonal y por la experiencia del ensayo y error), son un reflejo de la disposición psicológica del sujeto, de sus valores personales, razonamiento moral, temor a las consecuencias negativas y participación en aventuras o amores románticos.

Las manifestaciones de la sexualidad y los signos de madurez sexual, menstruación, cambios de carácter, acercamiento a los jóvenes del sexo opuesto, masturbación, producen en los padres una gran angustia, pues no saben como manejarlos

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