jueves, 4 de diciembre de 2008

Testimonio de mujer violada

ABUSO SEXUAL




El abuso sexual es definido como cualquier actividad sexual entre dos personas sin consentimiento de una. El abuso sexual puede producirse entre adultos, de un adulto a un menor o incluso entre menores.


Como actividad sexual se incluye:

Cualquier tipo de penetración, roces o caricias de órganos genitales en contra de la voluntad (por lo tanto esto puede ser acoso), o toque de los órganos genitales del abusador.
Cualquier acción que inste al menor a presenciar contenido sexual impropio (observar al adulto desnudo o mientras mantiene relaciones sexuales con otras personas, ver material pornográfico o asistir a conversaciones de contenido sexual, por ejemplo).
Tipos de abuso sexual son la violación, que es considerada delito sin importar el sexo de la víctima, y el estupro. En el caso de abuso sexual infantil, los fenómenos que se desencadenan tienen que ver con trastornos en el desarrollo psicosexual
Signos de posible abuso sexual [editar]Heridas inexplicables, especialmente en los genitales y los senos (en mujeres)
Vestimenta rota o manchada
Embarazo
Infecciones de transmisión sexual
Problemas de comportamiento inexplicables
Depresión
Auto-abuso y/o comportamiento suicida
Abuso de Drogas y/o alcohol
Pérdida espontánea de interés en la actividad sexual
Aumento espontáneo del comportamiento sexual
Trauma Severo


Generalmente los niños empiezan a preguntar sobre temas de sexualidad mucho antes de lo que los papás esperamos. Algunos adultos nunca se sienten dispuestos, pues la ansiedad que generan esas interrogantes bloquea sus respuestas ante las inquietudes de sus hijos. Debemos recordar entonces que para ellos somos su mejor fuente de información. Los niños son curiosos por naturaleza y viven en una cultura que está sobreestimulada sexualmente, al punto que es imposible protegerlos totalmente de la influencia que tienen los medios de comunicación. Sin embargo, nos necesitan para que les demos una información correcta y les transmitamos valores que tengan sentido para ellos.

Pero la sexualidad no solo se enseña respondiendo a preguntas cotidianas, sino sobretodo a través de nuestras actitudes diarias, del trato con nuestra pareja, del respeto que mostramos hacia los demás, de nuestras formas de expresar cariño, de la aceptación de las pequeñas decisiones que nuestros hijos van tomando y en general, de las maneras en que exteriorizamos afecto hacia los demás. Enseñar una sexualidad sana tiene que ver con amor, respeto, empatía, y eso lo aprenden los niños cuando los tratamos de esa misma manera. Si les enseñamos a quererse a sí mismos y a respetar su cuerpo, ellos aprenderán a respetar a los otros, sus cuerpos y sus sentimientos.

Algunas veces los papás nos asustamos de los juegos de nuestros pequeños cuando son abiertamente sexuales, pues nos parece estar ante futuros problemas de índole sexual. Debemos saber que entre los tres y los cinco años, tratar de ver desnudo al compañero de juego, observar los genitales y tocarse el cuerpo, es parte del desarrollo normal del niño. En el fondo se trata de curiosidad por las diferencias entre los géneros. En lugar de actuar de manera descontrolada, amenazando con castigarlos o castigándolos, es bueno tener en mente algunos recursos educacionales.

Luego de que los amiguitos se hayan retirado de la casa, si se trata de una sesión de juego, es bueno hablar de las diferencia entre niños y niñas y aprovechar la situación para hablar de la sexualidad y el interés por lo que es distinto a uno. Es importante que los niños comiencen a entender que los genitales son privados y que la gente usa ropa para proteger su cuerpo, pero también su intimidad. Alentemos a nuestros hijos a hacernos preguntas y a dialogar. Crear una atmósfera que permita hablar sobre sexualidad es importante; muchos padres evitan el tema o tratan de posponerlo. Mantengamos la calma y una atmósfera de discusión en la que no juzguemos ningún comentario que hagan nuestros hijos. Usemos palabras y contenidos sencillos que sean fáciles de entender y con los que los chicos puedan sentirse satisfechos. Relacionemos el sexo con el amor, la intimidad, el cariño y el respeto a sí mismo y a la pareja. Lo importante es que sepamos reconocer las inquietudes de nuestros hijos y estemos presentes para orientarlos, resolviendo sus dudas con datos veraces, conforme se vayan presentando estas inquietudes.

TEORIAS DE GENERO Y SEXUALIDAD



Esta Opción permite a los estudiantes revisar las categorías y procesos sociales y culturales que estructuran las identidades de género y sexualidad.
Este campo de estudio se originó en los estudios feministas, gay y lésbicos, y de masculinidad de las últimas décadas, e incorporó debates y metodologías de distintos campos de conocimiento.
La Opción ofrece a los estudiantes múltiples perspectivas: incluirá cursos electivos en Historia, Economía, Literatura, Antropología, Filosofía, Ciencia Política, Estudios Culturales, Derecho y Psicología. Los cursos obligatorios tratan problemas fundamentales de las teorías del género y la sexualidad.

El sexo de un individuo viene determinado por los cromosomas sexuales, las hormonas sexuales, la anatomía sexual (tanto externa como interna) y las características sexuales secundarias. Los aspectos biológicos que configuran el hecho de nacer hombre o mujer forman un entramado de vital importancia con los factores psicológicos y sociales que empiezan a influir en el momento del nacimiento y que siguen haciéndolo por el resto de nuestra vida.

La identidad del género es la convicción personal y privada que tiene el individuo sobre su pertenencia al sexo masculino o femenino (adquirida alrededor de los tres años de edad).

El rol o papel de género, en cambio, es la expresión de la masculinidad o feminidad de un individuo de acuerdo a las reglas establecidas por la sociocultura
La sexualidad en el lactante y la primera infancia
La ultrasonografía ha facilitado indicios, que por espacio de varios meses antes del nacimiento, el feto masculino tiene erecciones reflejas (Masters, 1980). Muchos recién nacidos varones tienen asimismo erecciones a los pocos minutos del parto, las recién nacidas tienen lubricación vaginal y erección critórica en el transcurso de las primeras 24 horas (Langfeld, 1981), de modo que es evidente que los reflejos sexuales se producen ya desde el momento mismo del nacimiento y, probablemente, en la fase de gestación.

Los niños de muy corta edad responden de forma muy espontánea
con señales de excitación sexual a los múltiples focos de sensaciones físicas,
como por ejemplo erecciones de los varones cuando la mamá los amamanta, los
baña, le cambia los pañales etc. No obstante es importante señalar que esto
no representa un despertar erótico sociosexual. La reacción sexual de los padres
al observar estos reflejos sexuales forma parte del incipiente aprendizaje sexual
del niño.

El período de la adolescencia, es una época de rápidos cambios y difíciles empresas. El desarrollo físico es sólo una parte de este proceso, porque los adolescentes afrontan una gama de requerimientos psicosociales: independencia de los padres, consolidación de las cualidades necesarias para relacionarse con los compañeros de la misma edad, incorporación de una serie de principios éticos aplicables a la realidad práctica, fomento de las capacidades intelectuales y adquisición de una responsabilidad social e individual básica, por nombrar algunos.

A la vez que el adolescente se encara con tan compleja sucesión de eventos concernientes a su evolución como ser humano, debe dirimir su sexualidad aprendiendo el modo de adaptarse a los cambiantes sentimientos sexuales, escogiendo cómo participar en las diversas clases de actividad sexual y descubriendo la manera de identificar el amor. Un aspecto frecuente de la sexualidad en el adolescente lo representan los sueños y las fantasías sexuales, muchas veces como elemento auxiliar de la masturbación. Las decisiones que toma el adolescente en la esfera sexual (llevados muchas veces por un impulso hormonal y por la experiencia del ensayo y error), son un reflejo de la disposición psicológica del sujeto, de sus valores personales, razonamiento moral, temor a las consecuencias negativas y participación en aventuras o amores románticos.

Las manifestaciones de la sexualidad y los signos de madurez sexual, menstruación, cambios de carácter, acercamiento a los jóvenes del sexo opuesto, masturbación, producen en los padres una gran angustia, pues no saben como manejarlos

miércoles, 3 de diciembre de 2008



En las mujeres, la ovulación ocurre aproximadamente 14 días a partir del primer dia del ciclo mensual sexual femenino (menstruación). Sin embargo, las ovulaciones normales pueden darse tan pronto como en el octavo día o tan tarde como en el vigésimo, o incluso más tarde aún. El momento depende de la longitud del ciclo menstrual de una mujer, por consiguiente, en los ciclos cortos ésta acontece antes que en los largos. Algunas mujeres sienten dolor en el bajo abdomen, conocido como "sindrome premestrual". También se conoce como óvulo muerto.La ovulación es la expulsión del ovocito
Antes de la menstruación aparece un especie de mucosidad más conocida como mucosidad cervical. A lo largo del ciclo menstrual se producen algunos cambios en la textura y consistencia del flujo vaginal. El moco cervical le dará a los espermatozoides un medio más fácil de desplazarse hasta el óvulo. La textura del flujo durante la ovulación es como de clara de huevo de una textura resbaladiza y color blancuzco


La menstruación es la pérdida de sangre por vía vaginal debida a la descamación del endometrio, que se produce con un intérvalo aproximado de un mes, durante la vida reproductiva de una mujer, ésta perdida sanguinolenta se denomina período o flujo menstrual.

Basándose en los acontecimientos endocrinos, el ciclo menstrual se puede dividir en tres fases; una fase folicular dominada por las altas concentraciones de estrógenos; una fase ovulatoria en donde existe un pico de hormona Luteinizante y Folículo estimulante, las cuales propician el fenómeno de la ovulación; y una fase luteínica o postovulatoria en donde las concentraciones altas de progestágenos preparan el organismo de la mujer para la posible implantación.

Simultáneamente con el ciclo ovárico se generan una serie de cambios a nivel endometrial, de tipo cíclico, que se producen en concordancia con los diversos acontecimientos orgánicos.

Los cambios cíclicos que se producen en el endometrio culminan en la menstruación. El endometrio, compuesto de glándulas y estroma, tiene tres capas: la capa basal, la capa esponjosa intermedia y la capa superficial de células epiteliales compactas, que cubre la cavidad uterina. La capa basal no se pierde durante las menstruaciones y regenera las otras dos capas que si se pierden. Dado que los cambios histológicos que se producen durante el ciclo menstrual son característicos, se pueden utilizar biopsias endometriales para determinar con exactitud la fase del ciclo y valorar las respuestas tisulares a los esteroides gonadales.


Ciclo Menstrual

La menstruación es la pérdida de sangre por vía vaginal debida a la descamación del endometrio, que se produce con un intérvalo aproximado de un mes, durante la vida reproductiva de una mujer, ésta perdida sanguinolenta se denomina período o flujo menstrual.

El primer día de la menstruación es el día 1 del ciclo menstrual. La duración media de la menstruación es de 5(+/- 2) días. Aunque la media de la duración del ciclo menstrual es de 28 días, solo el 10-15% de los ciclos normales tiene esa duración; el rango normal para un ciclo ovulatorio es de entre 25 y 36 días. La variación máxima de los intervalos intermenstruales se produce generalmente en los años que siguen a la menarquia y en los que preceden a la menopausia, cuando son más comunes los ciclos anovulatorios.

La pérdida sanguínea es de unos 130 ml por ciclo, con un rango desde 13 a 300 ml, siendo generalmente más copiosa en el 2º día. Habitualmente el sangrado menstrual no se coagula, a menos que sea muy copioso, probablemente debido a la presencia de fibrinolisina y de otros factores inhibidores de la coagulación.

Basándose en los acontecimientos endocrinos, el ciclo menstrual se puede dividir en tres fases.


Fase Folicular (Preovulatoria): Comienza el primer día de sangrado y se extiende hasta el día anterior al aumento preovulatorio de la LH; es la fase más variable en cuanto a duración. En la primera mitad de esta fase, aumenta ligeramente la secreción de FSH, estimulando el crecimiento de un grupo de 3 a 30 folículos que han sido reclutados debido a su crecimiento acelerado durante los últimos días del ciclo precedente. Conforme descienden .los niveles de FSH, se selecciona uno de estos folículos para ovular; éste madura y los demás sufren atresia. Los niveles circulantes de LH aumentan lentamente, a partir de 1-2 días tras la elevación de la FSH. La secreción de estrógenos y progesterona por los ovarios es relativamente constante y se mantiene baja en este período.
Unos 7-8 días antes de la oleada preovulatoria, la secreción estrogénica ovárica del folículo seleccionado, en particular estradiol, aumenta, lentamente en principio y luego con rapidez, hasta alcanzar su pico generalmente en el día previo a la oleada de LH. Este aumento de estrógenos se acompaña de un aumento lento pero constante de los valores de LH y de una disminución de los de FSH. La divergencia entre los valores de LH y de FSH puede deberse a la acción inhibidora sobre la FSH de los estrógenos junto con la acción específica por la inhibina. Antes de la oleada de LH, los valores de progesterona empiezan a aumentar de forma significativa.


Fase Ovulatoria: En esta fase una serie de complejos acontecimientos endocrinos culminan en la oleada de LH; la liberación masiva preovulatoria de LH por la hipófisis. La liberación ovulatoria de LH se produce en parte como consecuencia de una retroacción estrogénica positiva. Se produce simultáneamente un incremento menor de la secreción de FSH, cuyo significado se desconoce. Al aumentar los valores de LH, bajan los de estradiol, pero las concentraciones de progesterona siguen aumentando. La oleada de LH dura típicamente 36-48 horas y consta de múltiples y amplias oleadas de LH liberadas de forma pulsátil. La oleada de LH, que da lugar a la madurez del folículo, es necesaria para la ovulación, que ocurre 16-32 horas después del inicio de la oleada. Se desconoce el mecanismo que causa la ovulación.
Durante el aumento de la LH, el folículo preovulatorio de hincha y protruye e el epitelio ovárico. Aparece un estigma o mancha avascular en la superficie del folículo. Se forma una pequeña vesícula en el estigma, la cual se rompe, y el agregado; es decir el oocito junto con algunas células de la granulosa, eclosiona. La producción de prostaglandinas por el mismo folículo, tal vez regulada por la LH y/o FSH, también parece esencial en el proceso ovulatorio. Las enzimas proteolíticas de las células de la granulosa y de las células epiteliales que se encuentran sobre el folículo preovulatorio, factores de crecimiento locales y citocinas parecen desempeñar un papel importante en la rotura del folículo. El oocito permanece en la profase meiótica hasta el momento posterior al pulso de LH. En las siguientes 36 hrs. El oocito completa su 1º división meiótica, en la que cada célula recibe 23 cromosomas de los 46 originales ye s expulsado el primer corpúsculo polar. En la segunda división meiótica, en la cual cada cromosoma se divide longitudinalmente en pares idénticos, no se completa ni se elimina el 2º corpúsculo polar a menos que el huevo sea penetrado por un espermatozoide.


Fase Lútea (Posovulatoria): En esta fase las células de la teca y la granulosa, que constituyen el folículo, se reorganizan para formar el cuerpo lúteo (cuerpo amarillo), que da nombre a esta fase. La duración de esta fase es la más constante, un promedio de 14 días en ausencia de embarazo, finalizando con el primer día de la menstruación. La duración de esta fase proviene de la duración de la fase funcional del cuerpo lúteo, que segrega progesterona y estradiol durante unos catorce días, degenerando posteriormente si no se produce la fertilización. El cuerpo lúteo mantiene la implantación del óvulo fecundado, segregando progesterona en cantidades crecientes, alcanzando un pico de 25 mg/d en los 6-8 días posteriores a la oleada de LH. Debido a que la progesterona es termogénica, la temperatura basal aumenta en por lo menos 0.5 ºC en la fase lútea y se mantiene elevada hasta la menstruación. Las prostaglandinas y el IGF-II pueden desempeñar un papel en la regulación del tiempo de vida del cuerpo lúteo; sin embargo, poco se sabe sobre ello en la actualidad.
Si se produce la fertilización la Gonadotropina Coriónica Humana (HCG) del óvulo fecundado mantiene al cuerpo lúteo hasta que la unidad fetoplacentaria puede mantenerse a si misma endocrinológicamente. La HCG es estructural y funcionalmente similar a la LH. Durante casi toda la fase lútea, los niveles de LH y FSH circulantes disminuyen y se mantienen bajos durante la mayor parte de la fase lútea, pero comienzan a aumentar nuevamente con la menstruación.

ciclo mentrual



La menstruación es la pérdida de sangre por vía vaginal debida a la descamación del endometrio, que se produce con un intérvalo aproximado de un mes, durante la vida reproductiva de una mujer, ésta perdida sanguinolenta se denomina período o flujo menstrual.

Basándose en los acontecimientos endocrinos, el ciclo menstrual se puede dividir en tres fases; una fase folicular dominada por las altas concentraciones de estrógenos; una fase ovulatoria en donde existe un pico de hormona Luteinizante y Folículo estimulante, las cuales propician el fenómeno de la ovulación; y una fase luteínica o postovulatoria en donde las concentraciones altas de progestágenos preparan el organismo de la mujer para la posible implantación.

Simultáneamente con el ciclo ovárico se generan una serie de cambios a nivel endometrial, de tipo cíclico, que se producen en concordancia con los diversos acontecimientos orgánicos.

Los cambios cíclicos que se producen en el endometrio culminan en la menstruación. El endometrio, compuesto de glándulas y estroma, tiene tres capas: la capa basal, la capa esponjosa intermedia y la capa superficial de células epiteliales compactas, que cubre la cavidad uterina. La capa basal no se pierde durante las menstruaciones y regenera las otras dos capas que si se pierden. Dado que los cambios histológicos que se producen durante el ciclo menstrual son característicos, se pueden utilizar biopsias endometriales para determinar con exactitud la fase del ciclo y valorar las respuestas tisulares a los esteroides gonadales.


Ciclo Menstrual

La menstruación es la pérdida de sangre por vía vaginal debida a la descamación del endometrio, que se produce con un intérvalo aproximado de un mes, durante la vida reproductiva de una mujer, ésta perdida sanguinolenta se denomina período o flujo menstrual.

El primer día de la menstruación es el día 1 del ciclo menstrual. La duración media de la menstruación es de 5(+/- 2) días. Aunque la media de la duración del ciclo menstrual es de 28 días, solo el 10-15% de los ciclos normales tiene esa duración; el rango normal para un ciclo ovulatorio es de entre 25 y 36 días. La variación máxima de los intervalos intermenstruales se produce generalmente en los años que siguen a la menarquia y en los que preceden a la menopausia, cuando son más comunes los ciclos anovulatorios.

La pérdida sanguínea es de unos 130 ml por ciclo, con un rango desde 13 a 300 ml, siendo generalmente más copiosa en el 2º día. Habitualmente el sangrado menstrual no se coagula, a menos que sea muy copioso, probablemente debido a la presencia de fibrinolisina y de otros factores inhibidores de la coagulación.

Basándose en los acontecimientos endocrinos, el ciclo menstrual se puede dividir en tres fases.


Fase Folicular (Preovulatoria): Comienza el primer día de sangrado y se extiende hasta el día anterior al aumento preovulatorio de la LH; es la fase más variable en cuanto a duración. En la primera mitad de esta fase, aumenta ligeramente la secreción de FSH, estimulando el crecimiento de un grupo de 3 a 30 folículos que han sido reclutados debido a su crecimiento acelerado durante los últimos días del ciclo precedente. Conforme descienden .los niveles de FSH, se selecciona uno de estos folículos para ovular; éste madura y los demás sufren atresia. Los niveles circulantes de LH aumentan lentamente, a partir de 1-2 días tras la elevación de la FSH. La secreción de estrógenos y progesterona por los ovarios es relativamente constante y se mantiene baja en este período.
Unos 7-8 días antes de la oleada preovulatoria, la secreción estrogénica ovárica del folículo seleccionado, en particular estradiol, aumenta, lentamente en principio y luego con rapidez, hasta alcanzar su pico generalmente en el día previo a la oleada de LH. Este aumento de estrógenos se acompaña de un aumento lento pero constante de los valores de LH y de una disminución de los de FSH. La divergencia entre los valores de LH y de FSH puede deberse a la acción inhibidora sobre la FSH de los estrógenos junto con la acción específica por la inhibina. Antes de la oleada de LH, los valores de progesterona empiezan a aumentar de forma significativa.


Fase Ovulatoria: En esta fase una serie de complejos acontecimientos endocrinos culminan en la oleada de LH; la liberación masiva preovulatoria de LH por la hipófisis. La liberación ovulatoria de LH se produce en parte como consecuencia de una retroacción estrogénica positiva. Se produce simultáneamente un incremento menor de la secreción de FSH, cuyo significado se desconoce. Al aumentar los valores de LH, bajan los de estradiol, pero las concentraciones de progesterona siguen aumentando. La oleada de LH dura típicamente 36-48 horas y consta de múltiples y amplias oleadas de LH liberadas de forma pulsátil. La oleada de LH, que da lugar a la madurez del folículo, es necesaria para la ovulación, que ocurre 16-32 horas después del inicio de la oleada. Se desconoce el mecanismo que causa la ovulación.
Durante el aumento de la LH, el folículo preovulatorio de hincha y protruye e el epitelio ovárico. Aparece un estigma o mancha avascular en la superficie del folículo. Se forma una pequeña vesícula en el estigma, la cual se rompe, y el agregado; es decir el oocito junto con algunas células de la granulosa, eclosiona. La producción de prostaglandinas por el mismo folículo, tal vez regulada por la LH y/o FSH, también parece esencial en el proceso ovulatorio. Las enzimas proteolíticas de las células de la granulosa y de las células epiteliales que se encuentran sobre el folículo preovulatorio, factores de crecimiento locales y citocinas parecen desempeñar un papel importante en la rotura del folículo. El oocito permanece en la profase meiótica hasta el momento posterior al pulso de LH. En las siguientes 36 hrs. El oocito completa su 1º división meiótica, en la que cada célula recibe 23 cromosomas de los 46 originales ye s expulsado el primer corpúsculo polar. En la segunda división meiótica, en la cual cada cromosoma se divide longitudinalmente en pares idénticos, no se completa ni se elimina el 2º corpúsculo polar a menos que el huevo sea penetrado por un espermatozoide.


Fase Lútea (Posovulatoria): En esta fase las células de la teca y la granulosa, que constituyen el folículo, se reorganizan para formar el cuerpo lúteo (cuerpo amarillo), que da nombre a esta fase. La duración de esta fase es la más constante, un promedio de 14 días en ausencia de embarazo, finalizando con el primer día de la menstruación. La duración de esta fase proviene de la duración de la fase funcional del cuerpo lúteo, que segrega progesterona y estradiol durante unos catorce días, degenerando posteriormente si no se produce la fertilización. El cuerpo lúteo mantiene la implantación del óvulo fecundado, segregando progesterona en cantidades crecientes, alcanzando un pico de 25 mg/d en los 6-8 días posteriores a la oleada de LH. Debido a que la progesterona es termogénica, la temperatura basal aumenta en por lo menos 0.5 ºC en la fase lútea y se mantiene elevada hasta la menstruación. Las prostaglandinas y el IGF-II pueden desempeñar un papel en la regulación del tiempo de vida del cuerpo lúteo; sin embargo, poco se sabe sobre ello en la actualidad.
Si se produce la fertilización la Gonadotropina Coriónica Humana (HCG) del óvulo fecundado mantiene al cuerpo lúteo hasta que la unidad fetoplacentaria puede mantenerse a si misma endocrinológicamente. La HCG es estructural y funcionalmente similar a la LH. Durante casi toda la fase lútea, los niveles de LH y FSH circulantes disminuyen y se mantienen bajos durante la mayor parte de la fase lútea, pero comienzan a aumentar nuevamente con la menstruación.